sábado, 14 de marzo de 2009

DECIR QUE UN EMBRIÓN NO ES UN SER HUMANO VA CONTRA LA BIOLOGÍA Y LA CONSTITUCIÓN


En la discusión sobre el tema de las células madres, hay que dejar en claro que existen dos tipos. Por un lado, las células madre embrionarias que se extraen en una etapa muy temprana del desarrollo de los embriones, y las células madre adultas, que están presentes prácticamente en todos los tejidos, cuyo ejemplo más claro son aquellas que se encuentran en la sangre del cordón umbilical.

Por Rafael Pineda

Desde el punto de vista ético, no hay ninguna objeción para trabajar con células madre adultas. Además, actualmente, si bien hay muchos protocolos estudiando células madres embrionarias, las investigaciones con las primeras son las únicas que han demostrado alguna forma de utilidad y abren un panorama muy interesante para la medicina de reparación de tejidos.

Las células madre embrionarias implican, básicamente, la destrucción de un embrión. Y considerar que el embrión no es un ser humano es un error garrafal porque todos hemos sido alguna vez embriones y tenemos un mismo punto de partida, que es la unión de un espermatozoide con el ovocito femenino. Ese ser humano, en el momento de la fecundación, completa su estructura genómica y nadie puede discutir que un ser humano no es tal a partir de ese instante.

¿Puede alguien pensar que en algún momento de su existencia no fue humano?

La discusión comienza en los años 80, en Inglaterra, cuando ya habían nacido algunos niños por fecundación in vitro. Entonces, se convocó una comisión, llamada Comisión Warmock, para determinar que hacer con los embriones que se producían y si era ético todo el proceso de manipulación embrionaria para la fecundación artificial.

Como no se ponían de acuerdo los biólogos, que sostenían que el comienzo de la vida se daba en la fecundación, con otros especialistas, se decidió que el inicio de la vida se produce cuando comienza a desarrollarse el sistema nervioso central, es decir, a los 14 días desde la fecundación. Otros consideran que debe empezar a llamarse humano una vez que el embrión está implantado.

En realidad, desde el punto de vista biológico, la vida de un ser humano comienza desde el momento de la concepción.

Además, la ley argentina es muy clara. Ya Vélez Sarfield dijo que el ser humano debe ser respetado desde el momento de la fecundación y la Constitución, en su reforma de 1994, tiene admitido el Pacto de San José de Costa Rica, que establece que hay vida desde esa instancia.

Por lo tanto, que alguien diga que un embrión no es persona va en no sólo va contra de la biología sino también de la Constitución.

El columnista es Director de Bioética de la Universidad Austral

Fuente La Nación


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