EL TRABAJO DEMANDÓ UNA EROGACIÓN DE 5 MIL PESOS
Hacía 5 años que no funcionaba. La obra consistió en su reparación y sincronización con el campanario, a lo que se sumó el arreglo de la escalera, la colocación de aberturas de aluminio del lado sur, iluminación y pintura del campanario.
“La inversión fue de casi 5 mil pesos”, indicó uno de los encargados de la iniciativa. El reloj ya había sido reparado dos veces anteriormente.
Por iniciativa de vecinos y con el apoyo de la comunidad se logró reparar y sincronizar el reloj torre que se encuentra en el campanario de la parroquia San Francisco Javier. Las obras demandaron una inversión cercana a los 5 mil pesos. El reloj del campanario de la histórica Parroquia San Francisco Javier se encontraba sin funcionar desde hace 5 años.
Carlos Viera y Luis Ríos fueron las personas que tuvieron la iniciativa y coordinaron la recaudación económica para ejecutar los trabajos que se realizaron y manifestaron que se logró el objetivo gracias a la colaboración de muchos vecinos y autoridades de esta comunidad, quienes aportaron dinero, materiales y mano de obra.
“La inversión fue de casi 5 mil pesos”, indicó Viera y agregó “toda la documentación relacionada con las donaciones y en que se invirtió ha sido entregada en una carpeta al padre René Fritz”. Ríos, por su parte manifestó “este reloj los disfrutaron nuestros abuelos, padres y la intención es que los puedan ver y escuchar nuestros descendientes y los turistas que nos visitan”.
Por este motivo convocaron a Ernesto Fort, quien desde 1957 es el encargado de su mantenimiento diario hasta la actualidad. Fort, es un auténtico relojero que sabe, entiende y sobre todo, ama la relojería y ha logrado que el antiguo reloj de torre, haya vuelto a marcar con sus campanas cada media hora y la hora exacta, oyéndose desde varias cuadras de distancia como lo hacía antes a todo el pueblo, ahora ciudad.
“La primera reparación que le hice fue en 1965, y la última que recuerdo fue en 1991 y en esta oportunidad, me acompañó mi hijo Darío”, indicó el relojero. Más adelante sostuvo que “es de justicia felicitar a los responsables de esta iniciativa, gracias a la cual en pocas semanas hemos podido restaurar para la ciudadanía sanjavierina uno de los legados históricos de nuestra ciudad”.
“El histórico reloj luce en lo más alto, de la torre de la parroquia San Francisco Javier desde 1913 su estructura de hierro y las piezas de bronce conservan la originalidad gracias al trabajo silencioso y diario que durante más de 50 años ha hecho mi padre”, expresó Darío Fort.
Según las crónicas históricas
Según consta el los libros de la parroquia el padre Leónidas Rodríguez, primer párroco de San Javier, le escribió a Monseñor Boneo, en fecha 27 de octubre de 1912 “que habiendo donado dos mil pesos moneda nacional, para un reloj torre y siendo voluntad de la donante, el que sea colocado en la torre de la Iglesia parroquial de San Javier, se le digne concederle el competente permiso para aceptarlo, pues cree contribuirá a la mayor gloria de Dios y su madre Santísima y al progreso material de esta parroquia”.
La autorización es concedida por nota fechada el 1º de noviembre de 1912. El contrato para su colocación lleva las firmas del relojero Gonzalo Ferrero, Narciso Casañas y Francisco Greca, autoridades civiles de la localidad y del padre Rodríguez, en representación de la donante Rosa Favaut de Oller.
En el libro I de la parroquia, folio 1, el sacerdote anota: “durante el primer año que regí esta parroquia en el mes de abril de 1913 (tomé posesión en julio de 1912) se colocó el reloj torre, cuyo costo, unida campana (que es de la Iglesia) fue de 2.000 pesos moneda nacional, cuya máquina fue comprada en Valencia (España) y colocado por el acreditado relojero de Santa Fe Don Gonzalo Ferrero, natural de la provincia de Valladolid (España). Fue donado por la viuda Oller, francesa de origen Rosa Favaut”.
La parroquia de San Francisco Javier constituye uno de los emplazamientos más representativos de la primera ciudad del corredor costero provincial.
Un símbolo de la ciudad costera
Mientras fotografiaba la parroquia desde la plaza San Martín, un hombre oriundo de esta ciudad, con varios años encima, se acercó y recordó con nostalgia que “el reloj de la Iglesia es un símbolo para los sanjavierinos, que no sólo marca las horas, marca también la vida. Oyendo marcar las horas, aprendimos a contar; viendo pasar las horas, aprendimos a vivir”, manifestó.
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