martes, 12 de abril de 2005

PAPAS IMPOSIBLES

El cardenal Martini ha sido durante años el papable de referencia para la corriente progresista. Una contrafigura de Ratzinger, una esperanza de los jesuitas. 


Ninguna quiniela lo nombra. Quizá porque se ha jubilado en Jerusalén o porque tiene problemas incipientes de Parkinson.

Pero Martini no se resigna a un papel secundario en el cónclave. Ayer habló a sus eminencias para decirles que “la Iglesia tiene que replantearse la doctrina social, la alergia a la bioética y el absolutismo”.

“Ha llegado la hora de colegiar las decisiones y de escuchar a los obispos” -sostenía el ex arzobispo de Milán, según consta en las filtraciones de las que se hace eco el 'Corriere della Sera'.






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