ENCÍCLICA
DEIPARAE VIRGINIS MARIAE *
DEL PAPA PÍO XII
SOBRE LA POSIBILIDAD DE DEFINIR
LA ASUNCIÓN DE LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA
COMO DOGMA DE FE
A LOS PATRIARCAS, PRIMADOS
ARZOBISPOS Y OTROS ORDINARIOS
EN PAZ Y EN COMUNIÓN CON LA SEDE APOSTÓLICA.
1. El pueblo cristiano nunca ha dejado de invocar y experimentar la asistencia de la Santísima Virgen María, y por eso, en todos los tiempos, la ha venerado con devoción siempre creciente.
2. Y así, porque el amor, cuando es verdadero y profundamente sentido, tiende por su propia naturaleza a manifestarse a través de demostraciones siempre renovadas, los fieles han rivalizado unos con otros a lo largo de los siglos en expresar en todo momento su ardiente piedad hacia la Reina del Cielo. En nuestra opinión, ésta es la razón por la que, desde hace mucho tiempo, han llegado a la Santa Sede numerosas peticiones (las recibidas desde 1849 hasta 1940 han sido recogidas en dos volúmenes que, acompañados de los oportunos comentarios, han sido recientemente impresos), de cardenales, patriarcas, arzobispos, obispos, sacerdotes, religiosos de ambos sexos, asociaciones, universidades e innumerables personas privadas, todas rogando que la Asunción corporal al cielo de la Santísima Virgen sea definida y proclamada como dogma de fe. Y ciertamente nadie ignora que así lo pidieron fervorosamente casi doscientos padres en el Concilio Vaticano.
3. Pero Nosotros, encargados de defender y desarrollar el Reino de Cristo, tenemos al mismo tiempo que ejercer un continuo cuidado y vigilancia para alejar todo lo que sea adverso a este Reino, y apoyar todo lo que pueda promoverlo. Por eso, desde el comienzo de Nuestro Pontificado, hemos tenido que examinar con sumo cuidado si sería lícito, conveniente y útil apoyar con Nuestra autoridad las peticiones mencionadas. No hemos descuidado y no descuidamos actualmente ofrecer insistentes oraciones a Dios para que manifieste claramente la voluntad de su bondad siempre amable en este caso.
4. Para que podamos recibir el don de la luz celestial, vosotros, Venerables Hermanos, en piadoso concurso, unid vuestras súplicas a las Nuestras. Pero, a la vez que os exhortamos paternalmente a ello, siguiendo así el ejemplo de Nuestros Predecesores, y particularmente el de Pío IX cuando estuvo a punto de definir el dogma de la Inmaculada Concepción de la Madre de Dios, os rogamos encarecidamente que nos informéis acerca de la devoción de vuestro clero y pueblo (teniendo en cuenta su fe y piedad) hacia la Asunción de la Santísima Virgen María. Más especialmente deseamos saber si vosotros, Venerables Hermanos, con vuestra ciencia y prudencia consideráis que la Asunción corporal de la Santísima Virgen Inmaculada puede ser propuesta y definida como dogma de fe, y si además de vuestros propios deseos esto es deseado por vuestro clero y pueblo.
5. Estaremos muy agradecidos por vuestra pronta respuesta y suplicamos abundancia de favores divinos y la favorable asistencia de la Virgen celestial sobre vosotros, venerables hermanos, y sobre los vuestros, al tiempo que impartimos con el mayor afecto nuestra bendición apostólica en el Señor como muestra de nuestro afecto paterno a vosotros y a los rebaños confiados a vuestro cuidado.
Dado en Roma, junto a San Pedro, el día primero de mayo del año 1946, octavo de nuestro pontificado.
PIO XII
* Ante la petición mundial, el Papa Pío XII envió esta carta in forma del tutto reservata, con fecha de 1 de mayo de 1946, a todos los obispos del mundo preguntando qué pensaban su clero y su pueblo sobre la Asunción y si ellos mismos juzgaban "sabio y prudente" que se definiera el dogma. El documento fue impreso originalmente en Il Monitore Ecclesiastico (fasc. 7-12, 1946; pp. 97-98) como carta, pero fue publicado en el Acta Apostolicae Sedis en 1950 como encíclica.
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