lunes, 16 de enero de 2012

¿ESTÁ LA TECNOLOGÍA DAÑANDO NUESTRA COMUNICACIÓN?


El uso extendido de servicios como Facebook y Twitter, sumado al los mensajes de correo electrónico y los teléfonos móviles transformaron las formas de estar en contacto; riesgos y virtudes de este fenómeno.

Por Rory Cellan-Jones | BBC Mundo

En un mundo de tweets y mensajes de texto, correos electrónicos y mensajes instantáneos... ¿Es nuestra comunicación mucho mejor? ¿Acaso la tecnología moderna nos está volviendo perezosos a la hora de hablar los unos con los otros, perjudicando tanto a la sociedad como a los negocios?

Éste fue el tema que mi editor, Victor Blank, me pidió que investigara.

Tan sólo contando con un breve explicación por correo electrónico, todavía no tenía muy clara esta tesis, hasta que hablé con él por teléfono, lo que me ayudó a entender su idea.

"La tecnología es una gran ayuda para la comunicación", me dijo, "pero si se eliminan la comunicación cara a cara o las conversaciones directas entonces pierdes los matices".
PREOCUPACIÓN

Blank, ex directivo en Lloyds TSB, parecía particularmente preocupado por el impacto que estos métodos modernos están teniendo en el mundo de los negocios, con ejecutivos enviando airados correos electrónicos, y haciendo tratos de los que podrían arrepentirse luego, en vez de ver el blanco de los ojos de sus homólogos en negociaciones cara a cara.

Ésta era una preocupación compartida por una persona que Blank sugirió como posible entrevistado. El ex editor del diario Times de Londres, Lord Rees-Mogg, me dijo que si hoy estuviera trabajando en el periódico por supuesto utilizaría los métodos más modernos. Sin embargo, sentía que mucha gente podría convertirse adicta al correo electrónico y a las redes sociales.

"Veo que a menudo los correos electrónicos se envían sin consideración, son más toscos que otros medios de comunicación, por lo que creo que son inferiores".

CORREOS ELECTRÓNICOS OBSOLETOS

Lo sorprendente es que ésta visión la secunden miembros de la firma tecnológica Atos, que ha decido abandonar el correo electrónico como herramienta de comunicación interna.

"El correo electrónico se ha convertido en una forma fácil de comunicación pero también una forma perezosa", dice Rob Price, socio directivo de Atos en Reino Unido.

Cualquiera que llega a su escritorio y descubre que le han enviado docenas de correos internos con ninguna relevancia se conformará con la situación. Pero Atos no está rechazando sistemas modernos de comunicación, simplemente reconociendo que una nueva generación ya piensa que el correo electrónico está algo obsoleto.

Los recién llegados están acostumbrados a enviarse mensajes y a utilizar redes sociales, sistemas mucho más rápidos de comunicación.

Otra gran corporación reconoció que forzar a los empleados a estar siempre conectados tiene sus límites.

Volkswagen ha establecido en sus sistemas internos que Blackberry deberá dejar de enviar correos electrónicos a sus empleados 30 minutos después de finalizada la jornada.

Sin embargo, lo que necesitaba es realmente a alguien que hubiera analizado de forma científica el modo en que empleamos las tecnologías de comunicación.

TIEMPO PARA REFLEXIONAR


La doctora Monica Bulger, del Instituto de Internet de Oxford, en el Reino Unido, considera que las tecnologías de la comunicación nos han hecho más inteligentes.

Ejecutivos como Blank han aprendido de la llegada de las computadoras y los procesadores de textos. "Antes de su llegada, los ejecutivos dictaban los mensajes a las secretarias y hablaban por teléfono. Así que el uso de su tecnología ha mejorado su escritura".

Bulger admite que la comunicación cara a cara es importante, pero afirma que también tiene sus peligros.

"Me he sentado en reuniones donde la gente ha dicho cosas que no deberían". Sin embargo, los correos electrónicos te dan más tiempo a considerar lo que se dice: "puedes practicar la regla de contar hasta diez y pensar un poco antes de responder".

Sobre todo, la conclusión académica fue que las diferentes tecnologías disponibles ayudan más que dañan la comunicación. Aunque le preocupada lo que llamó una "sobrecarga de conocimiento o diluvio de datos".

UN COMPLEMENTO, NO UN REEMPLAZO

Dime algo nuevo. Siendo yo mismo adicto a las tecnologías, todavía me siento oprimido por la gran cantidad de correos electrónicos, mensajes de texto y actividad en redes sociales con las que tengo que lidiar cada día. No puedo imaginar cómo haría mi trabajo sin herramientas como Twitter. Aunque a veces me pregunto si me comunicaba mejor hace 30 años.

En mis días de estudiante, antes de la era del celular o el correo electrónico, solíamos simplemente aparecer en un lugar o encontrarnos en la calle, y todavía conseguíamos tener una rica y variada vida social y establecer amistades duraderas.

Así que decidí volver a la universidad para hablar con miembros de la actual generación Facebook.

Llamé a la puerta de la habitación de mi hijo, que estudia en la Universidad de Oxford, y le propuse ir a ver a algunos amigos de la habitación de al lado. Inmediatamente tomó su celular para enviarles un mensaje en lugar de caminar unos cuantos pasos.

Pero una vez que los reuní, los estudiantes me demostraron tener un matizado punto de vista sobre las comunicaciones modernas.

Uno de ellos casi nunca usaba las redes sociales y dijo que tan sólo se encontraba con la gente por la calle. Otro mencionó el peligro de estar obsesionado con Facebook al costo de la comunicación cara a cara.

Un tercero lo resumió todo para mí: "usas las redes sociales y las tecnologías modernas para encontrarte con la gente cara a cara, cuando de otra forma no los verías por semanas, porque quizás no te encuentres con ellos".

Acordamos que los nuevos medios de comunicación son un complemento, no un reemplazo, de los medios tradicionales.

¿Así qué le debo decir a Victor Blank? Me parece que su preocupación sobre el impacto del correo electrónico, las redes sociales y los mensajes instantáneos en nuestra habilidad de comunicarnos son un poco exageradas. Quizás necesitamos encontramos cara a cara para hablar de ello...


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